miércoles, 10 de marzo de 2010

A diversificar las inversiones para generar sustentabilidad

Los más escépticos parecen por fin subirse al carro de la preservación del medio ambiente y apuestan por los Bonos Verdes.

Lo verde, la ecología, es un tema de moda en nuestros días. Las cada vez más alarmantes noticias sobre el calentamiento global y el cambio climático, sean ciertas o no, están contribuyendo al desarrollo de una conciencia creciente en éste ámbito, y la celebración de la Cumbre de Copenhague y los resultados que de la misma se entreven, refuerza esta percepción, ya que, incluso los más escépticos con Kioto, parecen por fin subirse al carro de la preservación del medio ambiente.

Tampoco a nadie se le escapará que, cuando un tema empieza a estar de moda de forma persistente, tiene su reflejo inmediato en los mercados, no sólo como modulador de la actividad financiera, sino como subyacente de vehículos de inversión que van apareciendo al socaire de las nuevas tendencias. Pasó con los War Bonds en 1941, con el petróleo, con el Chip, con Internet…¿se escaparía la conciencia verde de ser objeto de deseo de los inversionistas? Evidentemente, no.

Tras Kioto, se dieron los primeros pasos con la aparición de los mercados de negociación de emisiones, donde los países industrializados podían comprar a los países en desarrollo parte de la cuota de emisión de CO2 que tenían asignada. Posteriormente han aparecido instrumentos de inversión como los Bonos del Carbono y los Bonos Verdes, que acercan a inversores públicos y privados la posibilidad de invertir en sostenibilidad a través de estos mercados.

El funcionamiento en esencia, como el de cualquier bono, es bastante simple: el inversor entrega una cantidad que en el medio-largo plazo se le reintegrará más un determinado beneficio (cupón). La diferencia aquí es que con el dinero que depositan los inversores, se financian proyectos de sostenibilidad.

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